sábado, 7 de octubre de 2017

Castells









El nacionalismo visto como un castell, 
empezara a titubear con manos temblorosas, 
desde abajo, pero el que mayor riesgo corre, 
es el de arriba, o sea, el niño, el enxaneta.
Los castells, acaban por derrumbarse.













Subyace aqui, claramente, 
la ideología nacionalista, 
dada a la glorificación de lo propio. 
Tan incapaz es el pueblo de hacer autocritica, 
como dado es a la victimización 
desde cualquier relación con lo ajeno.
Los castells siguen manteniendo en el niño 
el carácter de “adulto reducido”, 
esto es, al niño no se le asigna el lugar 
que le correspondería en pleno siglo XXI, 
o mejor dicho, se le asigna el no-lugar, 
que es el que tuvo la infancia 
en las tradiciones medievales.
Podría ser que ese no-lugar no se hubiera 
superado aun en nuestros días, en virtud 
de los alardes narcisistas del adulto 
en función de una instrumentación “egoísta” del niño, 
para usufructuarlo en lo reivindicativo, 
quedando en entredicho muchas preguntas 
acerca del verdadero respaldo 
por parte de los adultos, 
hacia la estructura infantil.
Tal conducta la podríamos definir 
como un tabú-de-afecto, o sea, 
la desconsideración cultural hacia la niñez, 
hacia su educación, 
y la desvirtuación dirigida al adoctrinamiento.


                                                         @gabrielmas